
Garganta la Olla

Garganta la Olla

Garganta la Olla

40º06’39» N 5º46’35» O
590 msnm
48 km²
Nombre tradicional: Garganta
Topónimo extremeño: Garganta la Olla
Gentilicio: Garganteño, -a
Código postal: 10412
Localización
u término, accidentado por el Sistema Central, está limitado al norte por la Sierra de Tormantos y por los relieves avanzados de San Salvador al Este y San Bernabé al Oeste; quedan relieves abiertos al Sur, hacia donde discurre una profunda falla que sirve de lecho al mayor desagüe natural: la Garganta Mayor. Limita con los términos municipales de Piornal, Cabezuela del Valle, Pasarón de la Vera, Jaraíz de la Vera, Cuacos de Yuste y Aldeanueva de la Vera.
Cómo llegar
- Desde Plasencia y pasando por Jaraíz de la Vera, se puede acceder por la carretera EX-203. – Desde La Vera alta y Cuacos de Yuste por la carretera del Monasterio de Yuste, y también por la carretera EX-203.
- Desde Madrid, por la Autovía de Extremadura A-5 hasta Navalmoral de la Mata y a continuación por la EX-119 a Jarandilla de la Vera.
Hidrografía
as cimas de los relieves de Garganta la Olla limitan la cuenca hidrográfica de la Garganta Mayor, a la que afluye una red de gargantas de menor recorrido y caudal. Todas las gargantas, alimentadas por veneros permanentes, poseen fuerte cariz torrencial, con numerosos rabiones en los que sus aguas, transparentes y frías, producen sorprendentes cascadas entre bosque-galería de alisos y por donde accede la sigilosa trucha común, única especie piscícola existente.
Su pluviometría, mucha de ella en forma de nieves, cuantitativamente cae dentro de la España húmeda: 1.640 mm anuales, aunque no por el reparto de lluvias estacionales.
Historia
a zona ya estuvo poblada desde antiguo, como lo demuestra la presencia de varios castros vetones: Cerro del Torrique y Cerro del Salvador.
La primera población del término se conoció como Ad fauces (de faux, faucis) que significa junto a las gargantas. En la actualidad, la población, que es de fundación altomedieval, se conoce como Garganta la Olla, o más propiamente Garganta de la Olla, debiendo este apelativo a la orografía del lugar: se encuentra en la confluencia de dos gargantas, la Mayor y la de San Blas. Es muy probable, que el nombre original de la Garganta Mayor, fuera el de la Garganta de la Olla, y que el pueblo fundado, en origen se llamara, el pueblo de la Garganta de la Olla. Lo cual indicaría además que en algún tiempo, la región se conoció como La Olla.
Los Visigodos dejaron dos monasterios de cierta fama, en la actualidad lamentablemente derruidos. En el año 584, San Magno, discípulo de San Galo fundó un monasterio de la regla de San Basilio donde está la Ermita de San Martín y el obispo Richila Obilense levantó la Ermita de San Salvador, donde, cuenta la leyenda, murieron martirizados por los musulmanes el obispo de Coria y otros seis obispos andaluces en el año 714. Desde entonces es conocido como «parellón de los siete obispos”. En este lugar existen los restos de una población más antigua conocida como la Villa romana de Carnaceas. Dado que el cambio de la población fue a una zona más elevada y segura, es posible que Carnaceas se tratara de alguna población ocupada por las tropas de Alfonso VI o fundada en la época. El término Carnaceas, se relaciona con el de carnicería, en relación a la matanza que tuvo lugar. Queda ahora la duda, si aquella población fue la original Ad fauces.
Para unos autores la villa, tiene sus orígenes en el siglo XIII cuando la fundaron un grupo de pastores llegados de Cáparra. Para otros fue fundada por Plasencia a partir de un poblado de pastores que existía ya en el período visigodo.
Entre Alfonso VI y Alfonso VIII, las tierras volvieron a pasar a manos cristianas, creándose en un feudo fronterizo bajo la titularidad de Fernán Rodríguez de Castro.
El municipio terminó siendo incorporado al reino de Castilla en algún momento de finales del siglo XII, por el rey de Castilla Alfonso VIII. Parece ser no obstante, que la mayoría de los pobladores debían ser o bien los habitantes originarios de la región, o repobladores del reino de León, dado que la lengua que se hablaba antiguamente en la zona mostraba arcaísmos latinos impropios del castellano.
Respecto a la teoría del origen altomedieval de la población garganteña, a partir de población de Cáparra, hay que considerar dos detalles, por una parte que Cáparra en esta época estaba casi despoblada, y por otra, que las tierras de Cáparra pertenecían al reino de León.
La población formaba parte de lo que se conocía como el Sexmo de La Vera, asociación de pueblos para la administración común de bienes, que fue asignado a la Ciudad de Plasencia, bajo la forma del Sexmo de Plasencia. Dicha ciudad organizó la localidad, ejerciendo jurisdicción sobre ella. La presencia de algunos apellidos toponímicos castellanos, navarros y vascos (Curiel, Yeribar, Mayora o Bolivar entre otros) parece apuntar que no se limitó a una mera organización de la población preexistente, sino que trajo pobladores de los reinos de Castilla y de Navarra.
En 1340, Alfonso XI, la cedió a los infantes de la Cerda, como agradecimiento por el reconocimiento que le hicieron como monarca en el Almendral. La ciudad de Plasencia, se negó a perder su jurisdicción sobre la población imponiéndoles pagos por el aprovechamiento de los recursos de la localidad, con tal virulencia, que los naturales se quejaron a los infantes de la Cerda y amenazaron con la despoblación. Estos a su vez lo hicieron al rey de Castilla, que por entonces era Enrique II, el cual amonestó a la ciudad.
Anterior a los Reyes Católicos, la Villa de Garganta la Olla, bien por compras, cambios o herencias pertenece al marquesado de Villena. Este marquesado fue donado a D. Juan Pacheco, de origen portugués, como recompensa por su participación en la batalla de Olmedo; batalla contra la nobleza castellana y los Infantes de Aragón en 1445. Su descendiente, D. Diego López Pacheco, perdió la posesión del término, que pasó de nuevo a la corona, como motivo de haber apoyado a Juana la Beltraneja en la batalla de Toro. Quedando los marqueses como meros administradores de justicia civil y criminal a través de personas nombradas por ellos para el cargo. Esta situación se prolongó hasta el siglo XIX.
Plasencia, por su parte, intentó recuperar su jurisdicción sobre Garganta hasta finales de la edad media. Ocupó terrenos del término, que fueron recuperados por la población gracias a diversos pleitos ganados entre los años 1490 y 1493. La ciudad tuvo que repartir los terrenos que había ocupado entre los garganteños y pagar los gastos de los pleitos. Es de destacar que en 1492 se dio incluso un enfrentamiento armado entre los dos bandos; la ciudad por una parte y los que apoyaban el señorío por otra. Estos últimos organizados en lo que llamaron «Guerrilla de San Martín» y apoyados por tropas del conde de Oropesa, plantearon combate sirviéndose como protección de las murallas del antiguo monasterio de San Martín y resultaron vencedores. Hasta el año 1772 merced a una “executoria», consiguió el disfrute del aprovechamiento integral de tierras y pastos.
No parece que fuera especialmente dañada durante la Guerra de independencia, ni que se rebelara, como hicieron otros pueblos de la zona contra las tropas de Napoleón. Tampoco es de destacar que se viera afectada por las guerras carlistas.
A la caída del Antiguo Régimen la localidad se constituye en municipio constitucional en la región de Extremadura que desde 1834 quedó integrado en Partido Judicial de Jarandilla que en el censo de 1842 contaba con 360 hogares y 1972 vecinos.
Durante la Guerra Civil, la población cayó bajo el control del bando nacional, no registrándose confrontaciones armadas en la zona, si exceptuamos las posteriores relacionadas con la lucha del maquis.
A lo largo del siglo XX, fue perdiendo población por emigración en un proceso que aún no ha parado y que ha supuesto la reducción del número de habitantes a la tercera parte de los que eran en el siglo XIX. La mayoría de los emigrantes se trasladaron a las grandes ciudades (Madrid, Bilbao y Barcelona) y en el extranjero a Holanda, quedando una numerosa comunidad de garganteños y descendientes en Eindhoven.
En 1982 fue declarado Conjunto Histórico-Artístico.
Personajes ilustres
- Fray Juan de Bolívar, catedrático de Vísperas y después de Prima, en Salamanca de 1663 a 1687.
- Melitón Trejo, traductor y misionero mormón.
- Fray Martín de La Vera.
- Don Pedro de Carvajal, que fue capitán general de la Armada y Virrey de Flandes en tiempos de Felipe V.
Monumentos y lugares de interés
arganta la Olla fue declarada Conjunto Histórico-Artístico. Con una arquitectura popular de una gran belleza singular, su iglesia está declarada Monumento de Interés Cultural, con retablo mayor barroco, un pequeño museo de arte religioso y un órgano barroco. Hay múltiples vestigios de la presencia de un Tribunal de la Inquisición.
Iglesias y ermitas
- Iglesia parroquial católica bajo la advocación de San Lorenzo Mártir, en la Archidiócesis de Mérida-Badajoz, Diócesis de Plasencia, Arciprestazgo de Jaraíz de la Vera. Edificio que data del siglo XVI fue construida sobre un antiguo templo pagano; es un magnifico edificio fortificado, realizado en mampostería con sillares graníticos en las esquinas y portadas, siendo el ultimo cuerpo de cantería exclusivamente. El retablo del Altar Mayor es obra barroca de los inicios del siglo XVIII, que aloja la imagen de San Lorenzo, titular de la parroquia, obra datada en el siglo XVII. En el interior del templo existen otros retablos barrocos, con imágenes fechables en el siglo XVIII, es de destacar un Santo Domingo de Guzmán, y bajo el coro, la talla de Cristo Crucificado de los inicios del siglo XVI. El órgano es un notable ejemplar barroco, obra del maestro toledano Pedro de Aneza, en 1766, siendo la caja obra de Jose de la Inzera, natural de Barrado. Fue restaurado en 1984, es uno de los pocos órganos barrocos que existen en España.
- Ermita del Cristo del Humilladero: es una pequeña construcción, del siglo XVIII, levantada en mampostería y sillería. Hay imágenes populares del siglo XVIII y una magnifica talla de Cristo Crucificado, fechable en el siglo XVI.
- Ermita de San Martín.
Otros monumentos
- Casa Exposición de la Inquisición: es también un museo etnográfico ya que en su interior también podemos encontrar utensilios y enseres de la vida cotidiana de la localidad. Antigua residencia de los Condes de Acevedo. En la planta se conserva una cocina tradicional verata, con los enseres típicos de «matanza». En una sala adyacente se encuentra el calabozo. Subimos seguidamente a la segunda planta y así llegamos al balcón donde se colgaba al preso. En el despacho, repleto de enseres de la época, lo más destacable es el Sillón del Inquisidor. En la misma sala detrás de un arcón y escondido, hay un zulo donde se guardaban todo tipo de documentos importantes. Todas las puertas con una inscripción de «AVE MARIA» dan a entender que los tribunales llevados a cabo en esta casa se hacían con consentimiento divino.
- Casa de las Muñecas: antiguo prostíbulo que se construyó por iniciativa de Carlos I para satisfacer a la tropa que acompañaba al Emperador. La reina, sin embargo, impuso a las meretrices una condición para diferenciarlas de las damas de bien: llevar el pico de las enaguas pardo, y de ahí la frase «irse de picos pardos”. Su color añil delata la función de esta casa como prostíbulo, al igual que las muñecas esculpidas en la jamba izquierda y en la cerradura. La tradición cuenta que las muñecas y el color azul de la fachada permitían diferenciar esta casa de las demás. Tuvo un mirador, hoy desaparecido, sobre el arco de ingreso, que permitía a los caballeros montados en sus caballos, observar a las mujeres que se encontraban en el inmueble. Sin cumplir ya tal función testamenta en el año 1614 la dueña del edificio, casada pero sin sucesión, su venta para que se levante la Casa Parroquial pero no llega a usarse como tal debido a su anterior función como prostíbulo. Tiene uno de los mejores dinteles de la villa.
- Casa de Postas: sirvió de hospedaje a forasteros, viajeros y comerciantes. Sostiene el volado del porche una columna con la inscripción “1576”, año en que se construyó la casa, sin embargo en el dintel de la puerta reza el año en que se reconstruyó, 1776. Esta columna presenta características higrométricas: en el fuste se puede apreciar una mancha en el granito que se acentúa indicando temporales de lluvia.
- Plaza Mayor: en esta se encuentra el Ayuntamiento en el que destacan las columnas graníticas que sostienen el soportal, éstas proceden de la Ermita de San Martín, del siglo VII. También podemos ver allí “la picota” o rollo jurisdiccional, levantada en 1691, como reza en la misma. En su capitel se esculpen dos rostros grotescos.
- Casa de la Peña: levantada utilizando la peña que se encuentra en la calle.
- Almotacén: allí se registraban datos importantes sobre los productos que se comercializaban, además se custodiaban las pesas y medidas. En cuanto a pesos se utilizaba el marco de Toledo y para medidas, el pote de Ávila y la vara de Burgos.
- Barrio La Huerta.
- Hospital de pobres y mendigos: estaba atendido por un cirujano y un médico y gestionado por un cura. Allí se ingresaba a los vecinos para intervenciones quirúrgicas. A los enfermos, una vez curados de sus dolencias, se les devolvía a sus domicilios o se les facilitaba el traslado a sus respectivas poblaciones si eran forasteros. Se desconoce su fundación; los libros de cuentas se inician con la obligatoriedad impuesta por el Concilio de Trento (1545 al 1563). Desaparece sobre 1820, siendo los últimos gastos por tratamientos a heridos, durante la Guerra de la Independencia.
- Casa Gemelas.
- Casa de mozas de fortuna.
- Casa de Pedro Carvajal: es la única fachada de la localidad con escudo nobiliario (Carvajal). En esta casa nació D. Pedro de Carvajal, personaje ilustre de Garganta la Olla.
- Casa de Félix Mesón Gómez: la parte central del escudo de la fachada está picada. Se piensa que esto es debido a la relación de su propietario con la Inquisición.
- Casa de Francisco Díaz: maestro de obra de la iglesia de 1573, que pasa por ser de las casas más antiguas del pueblo y que se caracteriza por poseer la planta baja, primera y segunda planta del original entramado de madera y no de adobe como otras, sino de ladrillo cocido, conocido como ladrillo mudéjar. Según la tradición, Francisco Diaz, fue el maestro de obras de la torre e iglesia del pueblo y provenía del País Vasco. Esta casa es quizás el mejor ejemplo de Baserri fuera del País Vasco, y como tal la recoge Caro Baroja en su estudio sobre el pueblo.
- Casa de la Seda: fue residencia veraniega de los Duques de Alba. Posteriormente, en el siglo XVIII, fue casa de contratación de la seda, de donde salían bellísimos hilos con los que realizar los vestidos y trajes para la Corte.
- Puente de Cuacos: puente romano.
Lugares de interés
- Garganta Mayor.
- Garganta de Las Majadillas.
- Garganta de La Piornala.
- Restraculo: gran canchal de alrededor de un kilómetro después del Puente de Cuacos en cuya zona central hay un carril deslizante originado por la erosión que ha causado en la roca las generaciones de niños que se tiraban piedra abajo.
- Tinajón: garganta al norte del pueblo en la que antiguamente iban las mujeres a lavar las ropas.
- Cascada del Calderón: caída de agua de unos dos metros situada en el charco Calderón.
Cultura
Heráldica
El escudo y bandera municipales de Garganta la Olla fueron aprobados por el Ayuntamiento Pleno, en Sesión Extraordinaria de fecha 20 de marzo de1997. La descripción heráldica del escudo es la siguiente:
Escudo calzado en campo de oro, Casa de la Peña de gules y mazonada de sable, surmontada de una capa de sinople anagramada de «1493» de sable y sostenida de dos brazos armados y enfrentados de gules. En punta, ondas de azur y plata. Fuera del calzado, jaqueles de azur y plata, una flor de lis de oro en el cantón diestro inferior, y una caldera de oro con tres jirones de gules en el siniestro, ambas sobre jaqueles plata. Al timbre Corona Real cerrada.
Y de esta otra manera se describe la bandera:
Bandera rectangular, de proporciones 2/3, paño verde con una banda azul que lleva adosada en su parte inferior otra de anchura un cuarto de aquélla y de color rojo. Con el escudo municipal al centro y en sus esmaltes.
De Erlenmeyer, CC BY-SA 3.0, Enlace
Fiestas
- Semana Santa: ésta, empieza el Domingo de Ramos con la bendición de estos en la ermita del santísimo Cristo del Humilladero por parte del cura, a lo que le sigue una procesión que concluye con una misa en la Iglesia de San Lorenzo. A parte, se realizan procesiones el Jueves Santo y el Viernes Santo. El Sábado Santo, se celebra de una forma distinta a como se hace en otros municipios, lo que da lugar a uno de los acontecimientos turísticos más llamativos del pueblo: la Quema del Judas. Tras la habitual misa del gallo y la procesión del encuentro, la plaza municipal se despeja para dejar paso a un muñeco de más de dos metros de alto lleno de petardos, el cual será explotado en mitad de la plaza.
- Santa Isabel: los primeros días de julio. Esta fiesta está caracterizada por la presencia de orquestas, puestos ambulantes, el tradicional Baile de las Italianas y el rejoneo de toros al estilo verato.
- San Lorenzo: en agosto. Una semana cargada de actividades culturales y deportivas, así como orquestas y actuaciones.
- Día de la Serrana de La Vera: festejo que lleva celebrándose desde el año 2010 y que está formada por una ascensión a la Cueva de la Serrana, un mercadillo medieval, un museo rotatorio de campesinos y, por último, una recitación del Romance de la Serrana y una obra de teatro que narra desde que ésta es rechazada hasta su apresamiento.
- Entierro de la sardina: miércoles siguiente a la semana de carnaval. En el que se hace una procesión con la figura de una sardina, y posteriormente se reparten gratuitamente sardinas y pan en la plaza, que pueden ser cocinados en las hogueras dispuestas en este mismo lugar.
- Romería de San Martín: tiene lugar la semana siguiente a Semana santa. Los habitantes trasladan al Santo desde el pueblo a la Ermita de San Martín, situada a pocos kilómetros de la localidad, para pasar el día en el campo.
Leyendas
- La Serrana de La Vera: se trata de una hermosa mujer con apariencia de cazadora o de amazona de fuerza sobrehumana y ciertas características sobrenaturales que vive en los montes y lleva a los hombres con los que se cruza a su cueva para matarlos (a menudo después de emborracharlos o haberles hecho el amor) y guardar los huesos en la cueva.Se atribuye la existencia de La serrana de La Vera al pueblo de Garganta la Olla, en el cual vivía familia Carvajal, a la que pertenecía Isabel. Esta iba a casarse con un sobrino del obispo de Plasencia, sin embargo, este hecho comprometía su carrera eclesiástica, y en el último momento la abandonó, condenando a Isabel y a su familia a la deshonra eterna. Desde aquel momento, y como venganza, Isabel abandonó su hogar y se lanzó a la sierra, donde repudió a todo hombre. Los arrastraba a la fuerza a su cueva, donde después de gozarlos los mataba. Cabe reseñar que en conmemoración a las víctimas que murieron a manos de la Serrana de La Vera, se erigió una cruz en lo alto de la torre de Garganta la Olla. Además, también en esta localidad, puede verse la casa de la familia Carvajal, donde vivió La Serrana hasta el momento de su deshonra.La leyenda posee cierta relación con la tradición de las «serranillas» medievales, a lo que se añadirían otros componentes míticos para forjar el mito actual de La Serrana. A raíz de este mito surgieron numerosas obras literarias, destacando el Romance de La Serrana de la Vera:
En Garganta de la Olla,
siete leguas de Plasencia,
habitaba una serrana
alta, rubia y sandunguera.
Con vara y media de pecho,
cuarta y media de muñeca,
con una trenza en el pelo
que a los zancajos le llega.
A uso de cazadora,
gasta falda a media pierna,
en la cintura correa
y en el hombro, la ballesta.
Cuando tiene gana de agua,
se baja pa la ribera,
cuando tiene gana de hombre
se sube a las altas peñas.
Pasa uno, pasan dos:
No ha pasado el que ella quiera.
Ha pasado un serranillo,
con una carga de leña,
y le agarró de la mano
para llevarle a su cueva.
No le lleva por caminos,
ni tampoco por veredas,
le lleva por altos montes
por donde nadie le vea.
Ya llegaron a la cueva,
le mandó cerrar la puerta,
y el serrano, muy astuto,
la dejó un poco entreabierta.
Al entrar en su escondrijo,
vio un montón de calaveras,
de hombres que había matado
aquella terrible fiera.
¡Tú alégrate, serranillo,
buena noche nos espera!
De conejos y perdices
le guisó una rica cena.
Bebe, serranillo, bebe,
agua de esa calavera,
que puede ser que algún día
otros, de la tuya beban.
Dime, serranillo, dime :
-¿sabes tocar la vihuela?
– Sí señora, si lo sé
y el rabel, si lo tuviera.
Tú tocarás el rabel.
Yo tocaré la vihuela.
Pensó dormir al serrano
y el serrano durmió a ella.
Apenas la vio dormida
salió corriendo hacia fuera;
pero pronto despertó
aquella maldita fiera.
Mucho rato va corriendo
sin atrás volver cabeza
pero cuando la volvió
como si no la volviera.
Vio de venir la serrana
saltando de piedra en piedra,
con una honda en la mano,
bramando como una fiera.
Puso una china en la honda
que pesaba arroba y media,
y con la fuerza que lleva
le ha quitado la montera.
Vuelve, serranillo, vuelve,
vuelve atrás por la montera,
que es de paño rico y fino ,
y no es razón que se pierda.
Si es de paño rico y fino,
así se estila en mi tierra;
mis padres me compran otra
y si no, me estoy sin ella.
Por Dios te pido, serrano,
que no descubras mi cueva;
que si acaso la descubres
puede ser que en ella mueras.
Que tu padre fue pastor,
Que tu madre fue una yegua,
Que tu padre comía pan,
Que tu madre comía hierba.
Tu padre será el caballo,
Tu madre será la yegua
Y tú serás el potrillo
que relinche por la sierra.
- Los Siete Obispos Mártires: en tiempos de la invasión islámica, siete obispos se refugiaron en un monasterio San Salvador donde fueron encontrados por los musulmanes y asesinados. Antes de morir uno de los obispos enterró las sagradas formas a unos metros de la cabecera de la iglesia, de donde brotó una fuente que aún sigue manando. Este monasterio dio lugar con posterioridad y ubicado a menos altura al Monasterio de Yuste.
- El Duende o Duendes de Garganta la Olla: imponían juramentos que de no cumplirse acarreaban la infertilidad. Ha sido descrito por los que lo han visto e incluso se cuenta que a principios del siglo XX varios vecinos de Garganta persiguieron a uno de ellos, cuando impuesto el juramento a una mujer, intentaron acabar con él para evitar la maldición (a este duende se le conoce como el de San Martín, porque fue en dicho paraje donde se le vio). El duende o los duendes se corresponden con un ser de aproximadamente unos 40 centímetros de altura, con cuerpo de forma humana, de un color verde especialmente brillante por la noche y que cuando es descubierto, huye muy rápidamente a cuatro patas, y esto es todavía más extraño, no en línea recta sino en zig zag.
- Ninfa o Dama Encantada: por San Juan se aparece una mujer de gran belleza que sale de las aguas de la Garganta Mayor. Dicha mujer propone al hombre que la encuentra que la libere de su hechizo. Para liberarla, tiene que amarla. Por otra parte, le da a elegir entre su amor o tres puñales de oro y piedras preciosas de gran valor. A los hombres, les termina venciendo la codicia sobre el amor y eligen los tres puñales. La mujer se los da y vuelve a sumergirse en las aguas. Pero la codicia les lleva a la ruina, porque a la mañana siguiente, aparecen con los tres puñales clavados en la espalda.
- El Bastardo: es una especie de serpiente peluda y que algunos describen además con cuernos. Es de gran tamaño y solía acudir por las noches a robar la leche de las vacas, las cabras e incluso se atrevía con las mujeres lactantes. La mordida de este animal suele ser mortal; además se defiende pegando fuertes golpes con la cola (este mito con el nombre femenino de bastarda, también se encuentra registrado en ciertas regiones de Aragón). Lo más probable es que se trate de la culebra bastarda (Malpolon monspessulanus), culebra que puede alcanzar hasta dos metros y medio de tamaño, a la que se le habrían asignado características mítico-mágicas.
- El Diablo: de estas leyendas una de las más conocidas es aquella que dice que se apareció con forma de mujer enlutada a un cabrero en la sierra. El cabrero la invitó a calentarse al fuego y el diablo se sentó. En medio de la conversación, el cabrero se agachó a azuzar la llama y descubrió horrorizado las patas de cabra que le asomaban a la mujer por debajo de las faldas. Dicho hecho se repitió con otros dos vecinos del pueblo, quien aseguraban haber visto a la diabólica criatura en la sierra de Tormantos. Otra historia trata sobre un cabrero, que cogió un chivo recién parido a cuestas, y cada paso que daba notaba que iba pesando más y más; al girar la cabeza descubrió horrorizado que a quien cargaba no era al chivo, sino al diablo.Aunque aquí las hemos descrito como leyendas, los vecinos del pueblo dan testimonios con nombres y apellidos de las personas que han visto o les han narrado sobre dichos seres.Si bien, hay leyendas más mundanas como la de los aparecidos. Dado que las huertas seguían turnos de riego, a algunos les tocaba por orden regar por las noches. Otros más avispados, se disfrazaban de fantasmas y asustaban a los que les tocaba el turno, para de esta forma poder regar ellos más.
Existían varias fiestas relacionadas con los solsticios, una de ellas que se ha perdido, consistía en hacer una pequeña figura que representaba al diablo y que era quemada por la noche. Afortunadamente se conserva la Quema del Judas, en la que cada Sábado Santo de madrugada se hace explosionar en la plaza del pueblo a un espantajo relleno de petardos y fuegos artificiales.
Fuentes:
1. Wikipedia
2. Página web del Instituto Nacional de Estadística.
3. Página web del Ayuntamiento de Garganta la Olla.
4. www.nuevoportal.com